Cuando te relajes te quedarás embarazada: una historia de cuerpo, mente y comunidad

Maribel Gámez Cruz

Psicóloga general sanitaria y psicopedagoga

Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

LO QUE NO LLEGA

Es el quinto mes y tampoco ha habido suerte, otra vez le ha venido la regla. Cada vez que llega a Lucía se le encoge el estómago y ese día no es capaz de comer nada. Lucía y Andrés quieren tener hijos, probablemente solo uno. Será hijo único porque la economía les preocupa y no permite soñar con una familia extensa, como le ocurre a muchas personas en España [1]. Empezaron a buscar el embarazo con mucha ilusión, una emoción que ha ido cayendo en picado, dejando paso a la incertidumbre, semilla para problemas de salud mental como la ansiedad [2], y al miedo a que lo que desean nunca suceda. Lucía vive en una preocupación constante, que se traduce en problemas para dormir y para concentrarse en el trabajo, entre otros malestares.

Si existe un proyecto vital que genera expectativas e incertidumbres es tener un hijo. El tiempo que transcurre desde que aparece el deseo de ser padres hasta la llegada del bebé se hace muy largo, generando las condiciones para pensar sobre cómo cambiará la vida cuando eso suceda. En el período de espera hay espacio para que, incluso mucho antes de que la concepción ocurra, los padres ya se vinculen con el futuro hijo, se imaginen a sí mismos en su compañía: hablándole, protegiéndole, abrazándole.

En su mente, la pareja ya está funcionando con un rol distinto pero que aún no puede ejercer, de padre o madre. Y estrechando lazos con alguien que aún no existe, pero que ya ha tomado forma en su fantasía, su deseado hijo. Los que les rodean también están presentes en ese futuro: hacen a su familia y a sus amigos partícipes de la alegría que significa una nueva vida. Los psicólogos conocemos bien el poder que ejerce el pensamiento en la vida de la gente, de qué manera involucra a las emociones y cómo éstas llevan a las personas a la acción. Pero en el caso de Lucía y Andrés ese futuro se ha teñido de gris.

Cuando Lucía acude a consulta ya sufre un cuadro de ansiedad completo cuyos síntomas han ido en aumento desde el tercer mes sin concebir, con el deseo frustrado de haberse quedado embarazada enseguida. Además, en los dos últimos ciclos su regla ha sido irregular, retrasándose, lo que ha dado esperanzas de haberse quedado embarazada.  Quiere que la ayuden a estar más tranquila porque cree que sus nervios pueden perjudicar la concepción, aunque no lo sabe seguro.

Existen varios factores que pueden influir negativamente en la fecundación: una edad avanzada, problemas como la endometriosis o el ovario poliquístico, un conteo bajo de espermatozoides o tratamientos para el cáncer lo dificultan. Entre tanto estos problemas se descartan o se descubren, el psicólogo debe explicar cómo afecta el estrés a la posibilidad de embarazo y considerar estos problemas también como fuentes de estrés para la futura embarazada durante el tratamiento. Lo primero es descartar disfunción orgánica para la procreación y hay un momento para ello: en general, si en 12 meses con relaciones sexuales normales sin protección no se ha conseguido el embarazo, se debe buscar ayuda médica. Este plazo se debe acortar a 6 meses si la edad de la mujer supera los 35 años.

 

Pareja con test de embarazo

Que el embarazo tarde en llegar es generador de estrés. Image by freepik

MODELO DE LOS TRES FACTORES

Para tratar cualquier problema psicológico, en este caso disminuir o eliminar los síntomas de ansiedad, un buen modelo de intervención es el que incluye la evaluación y tratamiento desde un enfoque que tiene en cuenta la multiplicidad de factores que influyen en la salud [3]. Este enfoque considera la parte biológica del problema, sus bases neuroquímicas y hormonales; la parte psicológica, o los recursos con los que el paciente cuenta para afrontar una situación difícil y, por último, la social, o la manera en que interacciona con el entorno y la sociedad en estas situaciones. Todas estas partes hay que analizarlas en interrelación, por supuesto, tal y como aparecen en la realidad, sacando conclusiones sobre de qué manera estas variables independientes influyen en la variable dependiente que es el trastorno psicológico.

Lo biológico

La cultura popular ha sido capaz de sintetizar la importancia de la parte biológica del problema en una sola frase, la que da título a esta entrada de Blog: “Cuando te relajes te quedarás embarazada”. El entorno de la mujer que no consigue quedarse embarazada es el que suele proponer esta solución al problema de no poder concebir,  indicando una relación negativa entre el estrés y embarazo.

Si antes hablaba de que la incertidumbre es la semilla para la ansiedad, su disminución es parte entonces de la solución al problema. A la paciente hay que confirmarle que es cierta esta idea extendida de que, efectivamente, el estrés intenso dificulta la concepción [3] y que es posible disminuirlo, que tiene solución. Que le pondremos al día sobre cómo funciona esta relación entre el estrés y los problemas para concebir, disminuyendo su incertidumbre sobre lo que le ocurre. Una de las formas de lograr que los pacientes confíen en un profesional sanitario es siendo capaces de ayudar a las personas que sufren a entender lo que les pasa. En este caso, en los problemas de concepción donde el estrés tiene un papel importante, es fundamental echar mano de los conocimientos de Biología para explicar esta relación entre estrés y no poder quedarse embarazada.

Para ello hay que conocer lo que la ciencia dice al respecto. En 2014 la Universidad de Ohio realizó un estudio con el fin de investigar científicamente el vínculo entre altos niveles de estrés y problemas en la concepción para comprobar si tenía una base real. Para ello, midieron los niveles de estrés en saliva de las participantes , mujeres buscando quedarse embarazadas, evaluando los niveles de cortisol y alfa amilasa, señalizadores del nivel de estrés. Los investigadores descubrieron que el 29% de las mujeres del estudio que no se quedaban embarazadas mostraban niveles de estrés alto en las muestras. Este estudio concluyó que los niveles intensos de estrés dificultan la posibilidad de concebir. [4] Después de este estudio han seguido otros que lo corroboran.

El motivo por el que ocurre este fenómeno se explica debido a que el cuerpo está preparado biológicamente para evitar la concepción cuando una mujer sufre altos niveles de estrés, por razones evolutivas obvias. Para no poder concebir cuando el cuerpo se encuentra en un estado de amenaza intensa  prolongada, real o imaginaria. Ambos procesos, tanto la activación del sistema de estrés como la regulación del ciclo ovárico que posibilita la fecundación, son resultado de cascadas hormonales. Por un lado, la activación del sistema de estrés involucra a las estructuras cerebrales del hipotálamo, la hipófisis y las glándulas adrenales.

 

Tabla comparativa de los ejes HPO y HPA. Maribel Gámez Cruz©. 

La primera, el hipotálamo, libera la hormona desencadenadora de la corticotropina provocando así la liberación de la corticotropina en la hipófisis o pituitaria. Esta hormona, a su vez, tras su liberación en la hipófisis, realiza una función en las glándulas adrenales situadas justo encima de los riñones: la liberación de glucocorticoides que corren por el torrente sanguíneo, como el cortisol, provocando aumento del ritmo cardíaco y tensión muscular entre otros síntomas propios del estrés. Estas estructuras y sus cascadas hormonales forman el llamado eje HPA de activación del estrés: Hipotálamo, Pituitaria  y Glándulas Adrenales.

Por otro lado, el proceso ovulatorio comparte el mismo esquema inicial hipotálamo-hipófisis que el estrés, diferenciándose solo en la última parte de su recorrido, en la que son los ovarios los que son estimulados por las hormonas que libera la hipófisis, en vez de las glándulas adrenales. El tipo de hormona también cambia, son diferentes en comparación con las involucradas en el proceso de estrés: en este caso, el hipotálamo libera la hormona liberadora de las hormonas gonadotropinas que provoca que se secrete, en la hipófisis, dos hormonas: la hormona foliculoestimulante y la hormona luteinizante.

La primera de ellas es la encargada de estimular el crecimiento de los folículos en los ovarios, los cuales contienen óvulos; la segunda,  tiene como misión  desprender el óvulo maduro desde el ovario para ser posteriormente fecundado. La última estación de este eje, como decía, son los ovarios. Ahí se libera estrógeno en respuesta a la hormona foliculoestimulante y también progesterona, en respuesta a la hormona luteinizante. Estas dos hormonas, el estrógeno y la progesterona, son las encargadas de revestir la superficie del endometrio para convertirlo en un lugar donde el óvulo pueda implantarse y ser fecundado. Forman estas tres estructuras el eje HPO del ciclo ovulatorio: hipotálamo, pituitaria y ovarios. [5]

En el momento en que una mujer intenta quedarse embarazada, sometida a un estrés intenso y duradero, ambas cascadas hormonales confluyen. Los problemas que provoca el estrés en la fecundación de un óvulo pueden darse en cualquier parte del eje HPO, tanto por interferencias en el hipotálamo como en la hipófisis y también en los ovarios. Cuando el eje HPA, el de activación del estrés, está encendido, las hormonas involucradas en el proceso de estrés, la hormona liberadora de la corticotropina y la propia corticotropina, inhiben o dificultan la actuación de las hormonas que producen la ovulación, poniendo en peligro el proceso de embarazo.

También, ya en los ovarios, puede provocar la muerte del óvulo inmaduro u ovocito debido a un aumento del estrés oxidativo. El estrés provoca entonces retrasos o desarreglos en la ovulación e incluso anovulación , es decir, que el ciclo ovárico no se dé, dificultando o impidiendo la fecundación. Lucía, por sus síntomas, debe estar sufriendo esta interferencia en su ciclo menstrual y los psicólogos debemos contarle el motivo.

 

Mujer llorando en terapia

El tratamiento psicológico es efectivo para disminuir los niveles de estrés. Image by freepik

Lo psicológico

Explicada esta parte biológica hay que pasar a la evaluación y tratamiento de la parte psicológica. ¿Cómo ayudamos a la paciente a disminuir sus niveles de estrés? ¿Cómo podemos hacer que el eje HPO que posibilita la creación de un óvulo listo para ser fecundado no se vea interferido por el eje del estrés, el HPA?

La parte psicológica del problema, la dificultad para quedarse embarazada, tiene que ver con cómo la mujer se enfrenta a esa situación, los recursos de los que dispone para lidiar con ella. El sistema de activación del estrés puede encenderse por preocupaciones recurrentes y constantes que al paciente le cuesta mucho controlar. [5] Entonces estamos frente a  lo que llamamos ansiedad. “¿Me quedaré embarazada algún día?” .“¿Cómo será mi vida si no puedo tener hijos?”. “Y si eso es así, ¿cómo se lo tomará la familia?”.

Son preguntas esperables en una situación así que pueden, según los recursos de cada mujer, volverse recurrentes e incontrolables haciendo acto de aparición una sintomatología compatible con la ansiedad especifica o generalizada. Enseñar a las mujeres a tolerar la incertidumbre y la frustración en el proceso de ser madres es tarea del psicólogo, impidiendo que una situación naturalmente dolorosa se convierta en un problema que afecte a la gestación, como es el estrés. Y eso se consigue ofreciendo herramientas de control del estrés que ayuden a disminuirlo, herramientas probadas como válidas científicamente cuyo objetivo es tratar de relajar el cuerpo y gestionar el torrente de pensamientos de miedo respecto al problema.

Lo social

Por último, dentro de este enfoque que incluye Biología y Psicología, no puede faltar el área social. Esencial es, para ayudar a restaurar la salud de la paciente, tener en cuenta el impacto del comportamiento del entorno próximo en la mujer ante la demora en el embarazo. Es decir, si los demás son fuente de estrés para ella o, por el contrario, de apoyo y comprensión. En ocasiones las familias critican, presionan o muestran inestabilidad emocional a la mujer. La pareja y la familia que la rodea también se han formado expectativas de cómo cambiará su vida ante el nacimiento de su hijo, su nieto o su sobrino, y pueden priorizar la consecución de sus deseos en vez de poner en primer plano el cuidado de las necesidades emocionales de la mujer.

Los pilares que son la familia o las amistades, fortalezas psicológicas para las personas que viven una situación de incertidumbre como esta, pueden convertirse en fuente de estímulos estresantes. Entonces el riesgo de sufrir ansiedad y de que esta sea de gran intensidad se multiplica. Buscar personas de apoyo que pueden no ser las habituales, poner en marcha la capacidad para ser asertivo y expresar malestar de manera clara a quien hace daño o, simplemente, alejarse de aquellos que son fuente de estrés, suelen ser estrategias de manejo de la ansiedad que provoca el entorno. Si conseguimos que siga pautas de protección, el eje que involucra al hipotálamo, la pituitaria y los ovarios podrá cumplir adecuadamente su función, facilitando el embarazo.

 

Dos mujeres de edades muy diferentes ofrecen apoyo y cariño a una tercera

La reacción del entorno es importante a la hora de trabajar el problema. Image by gpointstudio on Freepik

En este nivel también hay que tener en cuenta las ideas que la sociedad, más distal, puede tener sobre una mujer que no ha tenido hijos. En ese escenario futuro se colocan muchas madres que creen que van a ser vistas con pena o compasión por los demás porque lo que desean no se cumple. Esencial es combatir las ideas de que la sociedad pueda verlas como alguien eternamente incompletas o insatisfechas porque se vuelva realidad ese futuro que temen en el que no pueden concebir. De hecho, la sociedad también propone soluciones para las madres que no pueden tener hijos. Para encontrarlas, en este período de incertidumbre, hay que investigar sobre los motivos por los que la mujer desea quedarse embarazada, la función que cumple el deseo de ser madre.

Es posible que tras esa investigación podamos tranquilizarla mostrándole que hay otras maneras de cubrir sus necesidades maternales. Que no tienen porqué pasar por la crianza de un hijo propio, que socialmente pueden ver cubiertas de otras formas el deseo de contacto con bebés a los que criar, cuidar y dar amor y ternura.

De esa manera, podrán entender que se puede tener un plan B a la maternidad si el plan A no funciona, aunque no sea de la manera ideal en la que ellas lo concibieron. Ser madre adoptiva, madre de acogida, voluntaria con bebés o niños necesitados, ayudar a una hermana o a una vecino con sus hijos, puede permitir ese contacto o cubrir la necesidad de esa vivencia que de otra forma no le ha sido permitida. La cuestión es proyectarse en el futuro para buscar la felicidad a la que puede llegarse por varios caminos, para tener un presente lo más tranquilo posible que permita que la biología del estrés no sea un obstáculo.

En conclusión, en cualquier problema psicológico no podemos olvidar tratar cada una de las tres partes del enfoque sin flaquear en ninguna, dominándolas en profundidad con el fin de aumentar la eficacia en el tratamiento, paliando así el sufrimiento de las futuras madres. La psicología es una historia de cuerpo, mente y comunidad.

 

Bibliografía

[1] Confederación Salud Mental España y Fundación Mutua Madrileña. (2023) La situación de la salud mental en España. https://www.fundacionmutua.es/documents/informe-salud-mental-espana-2023-bajo.pdf

[2]Juarez, F. (2011) El concepto de salud: una explicación sobre su unicidad, multiplicidad y modelos de salud. International Journal of Pshychological Research. 4(1),70-79 https://www.redalyc.org/pdf/2990/299022819009.pdf

[3] Lynch, CD., Sundaram. R., Maisog, J.M., Sweeney. A.M. and Buck Louis. G.M. (2014) Preconception stress increases the risk of infertility: result from a couple-based prospective cohort study- The LIFE study. Human Reproduction,9 (5) pp 1067-1075. doi:10.1093/humrep/deu032

[4] Asociación Americana de Psiquiatría (2023). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales – DSM 5-TR. Editorial Médica Panamericana.

[5] Nicholas Carleton, R. (2016) Into the unknown: A review and Synthesis of contemporary modelos involving uncertainty. Journal of anxiety disorders., 39, pp 30-43 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0887618516300251

Cuatro personas jugando en una casa al bingo

Conseguir la estabilidad emocional mientras se espera el embarazo es posible. Image by freepik

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